Conversamos
con Elaine Neuenfeldt mientras se realizaba la Segunda Semana Teológica
“Profesor Dagoberto Ramírez”, en la cual el dialogo ha estado dedicado al tema
de Lectura de Género. Ella, como encargada del Programa de Mujeres de la
Federación Luterana Mundial, con sede en Ginebra, debe ser una de las teólogas
del ámbito protestante con mayor experticia en el tema.
En
el inicio de nuestra conversación, en un perfecto “portuñol”, es decir, una
mezcla equilibrada de portugués y español, Elaine nos cuenta que está casada,
que tiene una hija de trece años y vive en Ginebra desde el año 2008. También
agrega: “Estudié en Sao Leopoldo la Licenciatura, Maestría y Doctorado en
Teología, también soy Pastora de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana de
Brasil”
Estuvo
en Chile por primera vez el año 1993, oportunidad en que visitó nuestro país
como pastora de la Red de Mujeres del Cono Sur trabajando en el ámbito de
Iglesia en la Sociedad.
Sobre
su trabajo en la Federación Luterana Mundial, especialmente en el tema de
mujeres, ella no duda en señalar: “Ha sido una experiencia muy rica y la
diversidad del trabajo con mujeres ha sido profundamente enriquecedora y me
siento privilegiada que mujeres de África y Asia compartan sus experiencias”,
agregando que: “Es una tarea enorme, pero hermosa, que desde una comunión
luterana podamos abordar los desafíos y elementos comunes que nutren estas
experiencias en comunes de mujeres de regiones tan distintas o diversas”.
Elaine
aclara que uno de estos grandes desafíos es evitar las clasificaciones
prejuiciosas en las cuales se tienden a estereotipar a las regiones “Yo veo que
con cuidado y metodologías adecuadas se pueden trabajar muchos temas, sin
prejuiciar, manteniendo esta riqueza a nivel global”.
Al
revisar los grandes desafíos o problemáticas esta teóloga luterana considera
que hay urgencia por superar, entre otros: “Dentro de La globalización está la
feminización de la pobreza, con lo que quiero señalar es que en el mundo la
pobreza tiene rostro de mujer y los rostros de la pobreza son mujeres”.
En
esa misma línea de reflexión, esta pastora luterana, paradojalmente destaca que
en América Latina las mujeres tienen mejores condiciones que en otras regiones
del planeta y eso es una ventaja que puede ser aprovechada, agregando que:
“Muchas mujeres en diferentes partes del planeta vinculan sus vidas a la
producción de comidas, son las responsables de llevar el alimento a sus
hogares, es decir, son mujeres que no usufructúan de sus trabajos”. Asimismo
ella agrega: “Son mujeres que tienen negado el placer de disfrutar la vida o
descansar, recibir y dar placer, de gozar horas libres, porque son mujeres
trabajadoras a tiempo exclusivo o completo, ya que no hay figuras masculinas en
muchas regiones”. Elaine se detiene para complementar que estas mujeres
trabajadoras en tantas regiones del planeta deben además cuidar de sus hijos y
hacer que sus familias funcionen.
Al
referirse al panorama mundial, Elaine manifiesta su preocupación por el actual
sistema que impera en el mundo: “Las iglesias tratan los síntomas y no la
enfermedad, ya que se preocupan de la calidad de vida de las personas, sin
abordar la estructura de un sistema injusto. No se puede garantizar la calidad
de vida a las personas con un modelo de sociedad que es injusto”.
Esta
teóloga y pastora luterana aborda de manera crítica el discurso de algunas
iglesias que centran su quehacer en “salvar a la familia”. Ella señala: “Querer
salvar a las familias, sin preocuparse de un mundo que está enfermo es un
error. Debemos procurar salvar a las personas, preocuparnos de su bienestar, de
la dignidad de sus vidas es un proyecto de salvación y de justicia más integral
que podemos seguir”. Ella cuestiona que hay iglesias que están más preocupadas
de salvar la institución y de un modelo de familia idealizado, que además, ya
no existe, desconociendo la realidad que nos muestra que son las estructuras
basadas en el consumo y la injusticia las que impiden que los seres humanos
tengan una vida digna.
Para
Elaine Neuenfeldt las tareas de las iglesias deberían abocarse a replantear los
mensajes que emite: “El desafío hoy es contextualizar los discursos religiosos
a la vida actual, es insertar o conectar la religión con la realidad. Esto
significa que no podemos aceptar una religión domesticada o sometida que
justifica al mundo, es decir, sus injusticias y antivalores y que vive
radicalmente opuesta al evangelio” Agregando que “Podemos anunciar el evangelio
de justicia, señalando claramente lo que no es voluntad de Dios, como la
desigualdad, que es el rostro visible del pecado”.
En
esta entrevista la Dra. Neuenfeldt nos llama a cambiar el paradigma teológico,
recordándonos que el pecado es lo que sucede y debemos escandalizarnos con las
injusticias, por esto: “Necesitamos una teología que se impacte o asuste con
tantas injusticias que acontecen, necesitamos una teología de la inconformidad,
que se asombre y diga esto no está bien”. Así, Elaine nos invita a acercarnos a
una teología que debe despertar la curiosidad, asombrándose con las preguntas
de la vida y que sea capaz de contextualizar con la vida de las personas: “Urge
que los teólogos y teólogas puedan producir discursos innovadores, mediante una
teología pública, la cual sea relevante para lo que se debate en la sociedad,
como es la violencia y la corrupción”, ella sentencia.
Finalmente
Elaine llama a las iglesias a superar la violencia como pecado. La violencia es
un pecado que se manifiesta de muchas formas, a través de los medios masivos de
comunicación, la publicidad, las estructuras de poder. Ella concluye: “Si vamos
a combatir el pecado debemos comprometernos con superar la violencia de esta
sociedad”.
Por.-
Héctor Hugo Hormazábal Pastene
Secretario
del Programa de Extensión de la
Comunidad
Teológica Evangélica de Chile
Fuente: http://ctedechile.cl/Entrevistas/DOC_PDF/entrevista_a_eleaine.pdf
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