lunes, 9 de enero de 2012

Entrevista con la teóloga y pastora luterana Elaine Neuenfeldt, asesora de la Semana Teológica 2011.


Conversamos con Elaine Neuenfeldt mientras se realizaba la Segunda Semana Teológica “Profesor Dagoberto Ramírez”, en la cual el dialogo ha estado dedicado al tema de Lectura de Género. Ella, como encargada del Programa de Mujeres de la Federación Luterana Mundial, con sede en Ginebra, debe ser una de las teólogas del ámbito protestante con mayor experticia en el tema.

En el inicio de nuestra conversación, en un perfecto “portuñol”, es decir, una mezcla equilibrada de portugués y español, Elaine nos cuenta que está casada, que tiene una hija de trece años y vive en Ginebra desde el año 2008. También agrega: “Estudié en Sao Leopoldo la Licenciatura, Maestría y Doctorado en Teología, también soy Pastora de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana de Brasil”

Estuvo en Chile por primera vez el año 1993, oportunidad en que visitó nuestro país como pastora de la Red de Mujeres del Cono Sur trabajando en el ámbito de Iglesia en la Sociedad.


Sobre su trabajo en la Federación Luterana Mundial, especialmente en el tema de mujeres, ella no duda en señalar: “Ha sido una experiencia muy rica y la diversidad del trabajo con mujeres ha sido profundamente enriquecedora y me siento privilegiada que mujeres de África y Asia compartan sus experiencias”, agregando que: “Es una tarea enorme, pero hermosa, que desde una comunión luterana podamos abordar los desafíos y elementos comunes que nutren estas experiencias en comunes de mujeres de regiones tan distintas o diversas”.

Elaine aclara que uno de estos grandes desafíos es evitar las clasificaciones prejuiciosas en las cuales se tienden a estereotipar a las regiones “Yo veo que con cuidado y metodologías adecuadas se pueden trabajar muchos temas, sin prejuiciar, manteniendo esta riqueza a nivel global”.

Al revisar los grandes desafíos o problemáticas esta teóloga luterana considera que hay urgencia por superar, entre otros: “Dentro de La globalización está la feminización de la pobreza, con lo que quiero señalar es que en el mundo la pobreza tiene rostro de mujer y los rostros de la pobreza son mujeres”.

En esa misma línea de reflexión, esta pastora luterana, paradojalmente destaca que en América Latina las mujeres tienen mejores condiciones que en otras regiones del planeta y eso es una ventaja que puede ser aprovechada, agregando que: “Muchas mujeres en diferentes partes del planeta vinculan sus vidas a la producción de comidas, son las responsables de llevar el alimento a sus hogares, es decir, son mujeres que no usufructúan de sus trabajos”. Asimismo ella agrega: “Son mujeres que tienen negado el placer de disfrutar la vida o descansar, recibir y dar placer, de gozar horas libres, porque son mujeres trabajadoras a tiempo exclusivo o completo, ya que no hay figuras masculinas en muchas regiones”. Elaine se detiene para complementar que estas mujeres trabajadoras en tantas regiones del planeta deben además cuidar de sus hijos y hacer que sus familias funcionen.

Al referirse al panorama mundial, Elaine manifiesta su preocupación por el actual sistema que impera en el mundo: “Las iglesias tratan los síntomas y no la enfermedad, ya que se preocupan de la calidad de vida de las personas, sin abordar la estructura de un sistema injusto. No se puede garantizar la calidad de vida a las personas con un modelo de sociedad que es injusto”.

Esta teóloga y pastora luterana aborda de manera crítica el discurso de algunas iglesias que centran su quehacer en “salvar a la familia”. Ella señala: “Querer salvar a las familias, sin preocuparse de un mundo que está enfermo es un error. Debemos procurar salvar a las personas, preocuparnos de su bienestar, de la dignidad de sus vidas es un proyecto de salvación y de justicia más integral que podemos seguir”. Ella cuestiona que hay iglesias que están más preocupadas de salvar la institución y de un modelo de familia idealizado, que además, ya no existe, desconociendo la realidad que nos muestra que son las estructuras basadas en el consumo y la injusticia las que impiden que los seres humanos tengan una vida digna.

Para Elaine Neuenfeldt las tareas de las iglesias deberían abocarse a replantear los mensajes que emite: “El desafío hoy es contextualizar los discursos religiosos a la vida actual, es insertar o conectar la religión con la realidad. Esto significa que no podemos aceptar una religión domesticada o sometida que justifica al mundo, es decir, sus injusticias y antivalores y que vive radicalmente opuesta al evangelio” Agregando que “Podemos anunciar el evangelio de justicia, señalando claramente lo que no es voluntad de Dios, como la desigualdad, que es el rostro visible del pecado”.

En esta entrevista la Dra. Neuenfeldt nos llama a cambiar el paradigma teológico, recordándonos que el pecado es lo que sucede y debemos escandalizarnos con las injusticias, por esto: “Necesitamos una teología que se impacte o asuste con tantas injusticias que acontecen, necesitamos una teología de la inconformidad, que se asombre y diga esto no está bien”. Así, Elaine nos invita a acercarnos a una teología que debe despertar la curiosidad, asombrándose con las preguntas de la vida y que sea capaz de contextualizar con la vida de las personas: “Urge que los teólogos y teólogas puedan producir discursos innovadores, mediante una teología pública, la cual sea relevante para lo que se debate en la sociedad, como es la violencia y la corrupción”, ella sentencia.

Finalmente Elaine llama a las iglesias a superar la violencia como pecado. La violencia es un pecado que se manifiesta de muchas formas, a través de los medios masivos de comunicación, la publicidad, las estructuras de poder. Ella concluye: “Si vamos a combatir el pecado debemos comprometernos con superar la violencia de esta sociedad”.

Por.- Héctor Hugo Hormazábal Pastene
Secretario del Programa de Extensión de la
Comunidad Teológica Evangélica de Chile

Fuente: http://ctedechile.cl/Entrevistas/DOC_PDF/entrevista_a_eleaine.pdf

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