En mi estadía lejos de Chile, lo que más me ha llenado de orgullo es
poder hablar sobre este despertar que hemos vivido en nuestro país con los
diversos movimientos sociales, en especial con el movimiento estudiantil. Un
2011 lleno de colores, convocatorias multitudinarias, nos permitieron caminar
juntos por los caminos solidarios, manifestado por los diversos espacios. Las
distintas calles del país nos permitió encontrarnos con la posibilidad de
construir juntos un lugar donde todas y todos podamos ser más felices.
El relato bíblico en acerca de la resurrección en Mateo, nos señala que
ese día dos mujeres iban camino al sepulcro de Jesús cuando de repente hubo un
gran temblor donde se le apareció un ángel el cual les anuncio la resurrección
de Jesús. Quiero entonces a partir de este relato compartir una reflexión, que
la hago como estudiante, ex - estudiante, estudiante endeudado y también
caminante en las marchas estudiantiles.
El sentimiento de pérdida, de muerte siento que tiene una connotación
de tanta ambigüedad, rodeado de simbolismos y ciertos códigos culturales que
nos hacen hacer prácticas alegadas de lógicas normadas, ¿Cuál era la necesidad
de estas mujeres visitar a un cuerpo ya muerto? ¿Cuál era el entusiasmo que
había si aquel “revolucionario” finalmente había sido derrotado? ¿Qué les
permitió creer que la fuerza aniquiladora finalmente no pude vencer a quien
había traído buenas noticias a sus vidas?
Muchos nos preguntábamos sobre el rumbo del movimiento estudiantil el
2012, el cansancio que significa un año de movilización, el cambio de
dirigentes, liderazgos, organizaciones, los costos que tuvieron que vivir
centenares de estudiantes, algunos expulsados de sus liceos, otros con repitencia,
amenazas y otras implicancias dentro del misma población estudiantil, nos
llenaban de incertidumbres acerca de lo que podría ser un nuevo año intenso de
movilizaciones, esto sumado también a las practicas comunicacionales
inescrupulosas del gobierno que hacían creer que los “violentistas” e
“insurrectos” estaban manipulando una situación que se podía llegar a “diálogo”,
las falsas expectativas formulados por las distintas “ofertas” que entregaban
quienes ven a la educación como un “Bien de Consumo”, y criminalizan la
manifestación ciudadana enfrentando la fuerza policial represora contra jóvenes
y niños-as, hacían creer que el movimiento tendría a estar ya en una etapa de
caída.
La lucha parecía ser difícil, ya que no es una lucha con un gobierno, sino
con una forma que nos imponen de vida de consumo, competencia, individualismo,
desigualdad, injusticia y egoísmo. Parecía ser que el dominador ya tenia la
lucha vencida, había tomado nuevamente el control y de la manera más
institucional nos hacia una burla a todos-as los-as estudiantes por las vías
“democráticas” del senado y el parlamento.
Hace poco de unas semanas, con mucha emoción escuchaba las voces de
unos jóvenes, estudiantes de enseñanza media que en Chile le llamamos
pingüinos, alzando la voz, también me enteraba de algunos intentos de
organización para una movilización se empezaban a comunicar en la redes
sociales. Nuevamente se veian aquellos-as jóvenes empoderados, en la
posibilidad de seguir creyendo en la construcción social inclusiva y amplia.
Muchos que ya veíamos tal vez el desanimo, por ver que el consumo, el
dinero, la posición social, el egoísmo, eran más fuerte que el hecho de luchar
por una educación gratuita y de calidad para todos-as, que al enterarme de esta
noticia fue un nuevo llamado a volver a salir, volver a organizarnos, volver a
cambiar nuestras agendas, a seguir convocando, a seguir ampliando.
No deseo caer en la ingenuidad de pensar que la revolución la
conseguiremos el 2012, no se trata de esto mi escrito, pero si se trata de
volver a visitar el sepulcro, volver a ver lo que a destruido este sistema, lo
que no a producido un sistema educativo que castiga a los castigados, es volver
a visitar la desigualdad en las zonas rurales, en los sectores marginados, es
volver a visitar a los-as obreros y las-os dueñas-os de casa y volver a
preguntarnos por e buen vivir, es volver a ver a nuestros compañeros y
compañeras endeudados, es volver a ver aquéllos desventajados por diversos
contextos sociales, es volver a visitar aquellos que fue muerto por un sistema
violento y asesino.
Las Mujeres en el relato al sentir el temblor y escuchar al ángel
pudieron haberse ido y no creer lo que sus ojos les mostraba, aquellas mujeres
pudieron haber quedados silenciadas con lo observado, pero también alzaron la
voz y decidieron creer y movilizarse.
Creo que al volver a ver lo que este sistema ha destruido, podemos
también sorprendernos de encontrar vida, mujeres, jóvenes, ancianos, niñas y
niños, que este sistema cree haberlos acabado, destruido y haber tenido el
control, pero NO! Encontraran VIDAS con esperanza, con utopías, con fuerza.
Entonces creo que es tiempo de volver, para algunos volver al sepulcro,
para otros ir anunciar, aquellas mujeres del relato bíblico fueron primeramente
pre-juiciadas por aquellos “Importantes”, hoy escolares de 16 o 17 años nos
anuncian buenas nuevas, volvamos al sepulcro de muerte para encontrarnos con
noticias de vida, vida que nos lleve nuevamente a los espacios de creatividad,
construcción de justicia, solidarios, comunitarios y de compañerismo,
levantemos nuestra voz! Ya que por más que
este sistema ha ido destruyendo, no a logrado destruir con la utopía, con el
sueño, con la esperanza de vivir en un país, donde la educación no sea un
privilegio para unos pocos sino sea un derecho, un derecho y no un bien de
consumo, donde la educación no sea la encarnación de la violencia, injusticia y
desigualdad sino espacios de libertarios de construcción.
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