viernes, 1 de junio de 2012

Carta Pastoral: A Los Presbiterios y Congregaciones de la Iglesia Evangélica Presbiteriana en Chile y a las mujeres y hombres de buena voluntad.



“..¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo la fe? Si un hermano o una hermana están desnudos y no tienen para comer, y uno de ustedes les dice “Váyanse en paz, abríguense y coman”, pero no les das lo necesario para su cuerpo. ¿de qué sirve?”.- Así también la fe: si no tiene obras, está completamente muerta” (Santiago 2,14-17)

Como Asamblea sinodal, nos hacemos un deber dirigir algunas palabras de esperanza y aliento a nuestros hermanos miembros y simpatizantes de toda nuestra Iglesia con el propósito de ayudar en la reflexión y orientación en las distintas situaciones que nos toca vivir y como estas deben ser sostenidas por la fe.


En Vallenar, a orillas del Río Huasco, junto a sus cristalinas aguas todavía, está la Casa de Retiro “EMAUS”, lugar que Dios escogió para que esta Iglesia reflexionara sobre su misión, celebrara la vida, y recobrara aliento para continuar.- Las actividades sinodales 2012, nos han permitido vivir un tiempo para encontrarnos con la naturaleza y reconocer el amor de Dios expresado en la sonrisa de nuestro hermano/a, oír y ver la naturaleza en su manifestación más pura, nítida y sobrecogedora, oír el canto de las aves silvestre, el murmullo de las aguas tranquilas del Río Huasco, disfrutar de las sombras de los aromos y pimientos, que nos cobijaron del calor del verano, dando un marco esplendoroso para oír la voz de Dios mediante su creación.-

Reconocemos que vivimos en una sociedad turbada, dividida e individualista, con valores que producen dolor, marginalidad, pobreza y desamor, un pueblo que tiene ciudadanos de diferentes categoría, y que se resumen en los que “tienen” y los que “no tienen”.- Un modelo económico que tiene como principios: “económicamente viable”, “socialmente justo” y” ambientalmente correcto”, pero su práctica es esencialmente lo opuesto.- Un sistema político que el pueblo cada día se siente menos representado, la actuación y la ética de los gobernantes y legisladores, la forma de hacer política y construir acuerdos que beneficien a los más necesitados, es deficiente; el pueblo que siempre es sabio, ha salido a la calle con la figura de los jóvenes que aún no están “domesticados” y representan la pureza de ideales, dándonos lecciones de honestidad, visión y esperanzas de cambios.-

En lo religioso, la tendencia y práctica es dejar cautivo a Dios en los templos y casas de oraciones, donde se enseña una teología de méritos, una fe intelectualizada; que para practicarla hay que aislarse, separarse y guardar silencio.- Naturalmente esta no es la fe que nos habla Santiago, ni la fe de la Iglesia Reformada; sino la fe en aquel Dios que está en la calle, en la población, en el barrio, en la impotencia de las familias que no pueden alimentar ni educar a sus hijos , debido a sueldos miserables, este Dios que oye y acompaña el clamor de los que sufren.

Como mayordomos de la naturaleza, reconocemos nuestro fracaso del cuidado de ella, porque como comunidad cristiana nos hemos dejado arrastrar y guiar por el sistema capitalista imperante en el mundo consumista, visceralmente egoísta y depredador de la naturaleza, que está llevando a la humanidad a un quiebre total, pues ha creado una doble injusticia: ecológica, por haber devastado la madre tierra; y social, por haber construido una inmensa desigualdad social.- De esto deriva la toma de conciencia como Iglesia, y el llamado a generar un modo de vida sostenible y justo para todos los pueblos, aquellos que consumen mucho deben reducir sus niveles de consumo, para lo cual, necesitamos cooperación, solidaridad y un claro autolimitación del consumo, es decir, vivir con lo esencialmente necesario, respetar la madre tierra, promover una cultura de sencillez voluntaria, vivir en forma sobria , solidaria y responsable con nuestros semejantes, con toda la comunidad de vida y con las generaciones futuras que también tendrán que vivir.-

Como mujeres y hombres de fe, seguimos a Jesús en su trato diario con la necesidad integral del ser humano y con la construcción de un mundo de hermanos, apoyamos a todas la mujeres, hombres y sus organizaciones que trabajan por la transformación de nuestra sociedad, nos sumamos y hacemos nuestro el dolor de los dirigentes social perseguidos por el sistema imperante.

Queremos y debemos anunciar la esperanza, la fraternidad, la alegría y la paz.- Creemos en el ser humano y depositamos nuestra fe en aquel que nos amó primero y nos liberó de toda opresión y muerte.- Creemos que es posible construir una gran mesa para todos, donde no hayan excluidos por raza, color, condición social, o religiosa.-

Que el Espíritu del resucitado nos guie a encontrar verdaderas sendas de amor, comprensión y justicia.-

Asamblea Sinodal 2012
Vallenar, Enero 25, 2012

Fuente: http://ctedechile.cl/pdf/CARTA_PASTORAL_IGLESIA_PRESBITERIANA.pdf

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