“..¿De
qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras?
¿Podrá acaso salvarlo la fe? Si un hermano o una hermana están desnudos y no
tienen para comer, y uno de ustedes les dice “Váyanse en paz, abríguense y
coman”, pero no les das lo necesario para su cuerpo. ¿de qué sirve?”.- Así
también la fe: si no tiene obras, está completamente muerta” (Santiago 2,14-17)
Como
Asamblea sinodal, nos hacemos un deber dirigir algunas palabras de esperanza y
aliento a nuestros hermanos miembros y simpatizantes de toda nuestra Iglesia
con el propósito de ayudar en la reflexión y orientación en las distintas
situaciones que nos toca vivir y como estas deben ser sostenidas por la fe.
En
Vallenar, a orillas del Río Huasco, junto a sus cristalinas aguas todavía, está
la Casa de Retiro “EMAUS”, lugar que Dios escogió para que esta Iglesia
reflexionara sobre su misión, celebrara la vida, y recobrara aliento para
continuar.- Las actividades sinodales 2012, nos han permitido vivir un tiempo
para encontrarnos con la naturaleza y reconocer el amor de Dios expresado en la
sonrisa de nuestro hermano/a, oír y ver la naturaleza en su manifestación más
pura, nítida y sobrecogedora, oír el canto de las aves silvestre, el murmullo
de las aguas tranquilas del Río Huasco, disfrutar de las sombras de los aromos
y pimientos, que nos cobijaron del calor del verano, dando un marco esplendoroso
para oír la voz de Dios mediante su creación.-
Reconocemos
que vivimos en una sociedad turbada, dividida e individualista, con valores que
producen dolor, marginalidad, pobreza y desamor, un pueblo que tiene ciudadanos
de diferentes categoría, y que se resumen en los que “tienen” y los que “no
tienen”.- Un modelo económico que tiene como principios: “económicamente
viable”, “socialmente justo” y” ambientalmente correcto”, pero su práctica es
esencialmente lo opuesto.- Un sistema político que el pueblo cada día se siente
menos representado, la actuación y la ética de los gobernantes y legisladores,
la forma de hacer política y construir acuerdos que beneficien a los más
necesitados, es deficiente; el pueblo que siempre es sabio, ha salido a la calle
con la figura de los jóvenes que aún no están “domesticados” y representan la
pureza de ideales, dándonos lecciones de honestidad, visión y esperanzas de
cambios.-
En
lo religioso, la tendencia y práctica es dejar cautivo a Dios en los templos y
casas de oraciones, donde se enseña una teología de méritos, una fe
intelectualizada; que para practicarla hay que aislarse, separarse y guardar
silencio.- Naturalmente esta no es la fe que nos habla Santiago, ni la fe de la
Iglesia Reformada; sino la fe en aquel Dios que está en la calle, en la
población, en el barrio, en la impotencia de las familias que no pueden
alimentar ni educar a sus hijos , debido a sueldos miserables, este Dios que
oye y acompaña el clamor de los que sufren.
Como
mayordomos de la naturaleza, reconocemos nuestro fracaso del cuidado de ella,
porque como comunidad cristiana nos hemos dejado arrastrar y guiar por el
sistema capitalista imperante en el mundo consumista, visceralmente egoísta y
depredador de la naturaleza, que está llevando a la humanidad a un quiebre
total, pues ha creado una doble injusticia: ecológica, por haber devastado la
madre tierra; y social, por haber construido una inmensa desigualdad social.-
De esto deriva la toma de conciencia como Iglesia, y el llamado a generar un
modo de vida sostenible y justo para todos los pueblos, aquellos que consumen
mucho deben reducir sus niveles de consumo, para lo cual, necesitamos
cooperación, solidaridad y un claro autolimitación del consumo, es decir, vivir
con lo esencialmente necesario, respetar la madre tierra, promover una cultura
de sencillez voluntaria, vivir en forma sobria , solidaria y responsable con
nuestros semejantes, con toda la comunidad de vida y con las generaciones
futuras que también tendrán que vivir.-
Como
mujeres y hombres de fe, seguimos a Jesús en su trato diario con la necesidad
integral del ser humano y con la construcción de un mundo de hermanos, apoyamos
a todas la mujeres, hombres y sus organizaciones que trabajan por la
transformación de nuestra sociedad, nos sumamos y hacemos nuestro el dolor de
los dirigentes social perseguidos por el sistema imperante.
Queremos
y debemos anunciar la esperanza, la fraternidad, la alegría y la paz.- Creemos
en el ser humano y depositamos nuestra fe en aquel que nos amó primero y nos
liberó de toda opresión y muerte.- Creemos que es posible construir una gran
mesa para todos, donde no hayan excluidos por raza, color, condición social, o
religiosa.-
Que
el Espíritu del resucitado nos guie a encontrar verdaderas sendas de amor,
comprensión y justicia.-
Asamblea
Sinodal 2012
Vallenar,
Enero 25, 2012
Fuente: http://ctedechile.cl/pdf/CARTA_PASTORAL_IGLESIA_PRESBITERIANA.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario