lunes, 25 de junio de 2012

Declaración sobre situación de trata y tráfico de personas en América Latina



Nosotras y nosotros, cristianas y cristianos miembros de Iglesias y organizaciones confesionales de desarrollo en  América Latina, nos reunimos en Villa María, provincia de Córdoba, Argentina, del 18 al 21 de junio del 2012 en el I Encuentro Cristiano sobre Trata y Tráfico Humano, sintiéndonos interpelados por la cruel situación de esclavitud que ha persistido históricamente; y como resultado de nuestras reflexiones, discusiones y oraciones, hacemos la siguiente declaración:


·         Creemos y defendemos que todas las personas son iguales, hechas a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:27, Gálatas 3:28), con una dignidad intrínseca por la cual son sujetos de los mismos derechos y deberes sin distinción de etnia, edad, género, sexo, condición migratoria, cultura, lengua, religión, condición socio-económica, discapacidad o cualquier otra distinción.

·         Como creyentes y seguidores del Dios creador y  dador de la vida, dignidad y libertad, quien se identifica con el sufrimiento de sus criaturas, rescatándolas de todo signo de opresión (Miqueas 6:8, Jueces 19: 30b, Lucas 4:18); nos  convoca y desafía a prevenir, intervenir y denunciar todo tipo de injusticia que impida que cualquier persona goce o ejerza la plenitud de sus derechos.

La situación:
En los últimos años, ante el incremento de la pobreza y el surgimiento de una empresa global de esclavitud humana que funciona en base a una red de crimen organizado se origina el segundo negocio más lucrativo a nivel mundial; la trata y tráfico de seres humanos que moviliza al año 40,000 millones de dólares, 27 millones de personas víctimas de trata, 600,000 a 800,000 seres humanos traficados en todo el mundo.
A pesar del desarrollo de un marco legal internacional como el protocolo de Palermo y otros complementarios, y la adopción de estos a la legislatura de varios países; en lo efectivo, la aplicación ha sido y es ineficaz frente a la prevención y combate de estos crímenes.

Reconocemos que:

·         Como cristianas y cristianos no hemos actuado lo suficiente frente a una temática que hoy deshumaniza a las personas vulnerando sus derechos fundamentales. Que nos hemos mostrado indiferentes frente a las redes de maldad que conservan formas de esclavitud en nuestros tiempos.

·         Como Iglesias cristianas hemos sostenido y aun perpetuado imposiciones patriarcales en torno al género y la sexualidad humana. Que hemos consentido y fomentado el uso de la violencia indiscriminada para todos los seres humanos en situación de vulnerabilidad mayormente en bebés, niñas, niños, adolescentes, jóvenes, mujeres, inmigrantes, familias y poblaciones marginadas.

·         Que a pesar de ésta deshumanización histórica se ha conservado las voces de las oprimidas y oprimidos que han roto el silencio, visualizando sus demandas en la agenda pública.

·         El trabajo de organizaciones, hombres y mujeres con vocación de servicio, ha recorrido camino antes que nosotros-as y han generado espacios de liberación, sanidad  y justicia. Logros que aunque a la vista de lo dramático del problema podrían ser pequeños, son grandes para las víctimas.

·         El testimonio de cristianas y cristianos, que a través de sus comunidades fe u organizaciones, obran en territorios de marginalidad, en zonas fronterizas o en espacios de desarrollo delictual; han tomado la causa sin importar las consecuencias, anunciando con pasión, hambre y sed de justicia la paz a los oprimidos de esta tierra. Y que abandonando la comodidad e indiferencia, proclaman libertad a las y los oprimidos en situación de trata y trafico.

Denunciamos que:

El privilegiar un sistema de dominación patriarcal en desmedro de la vida humana, la corrupción de funcionarios y autoridades, la falta de voluntad política de nuestros gobiernos, el escaso número de casos judicializados, la impunidad,  la casi nula existencia de casas de acogidas y falta de apoyo a las existente así como los precarios programas de protección a víctimas y testigos, sumada a la indiferencia y parálisis social;  ha ido en contra de los grupos más vulnerables, que cediendo ante el engaño de estas redes de tratantes, traficantes, comercializantes, funcionarios públicos y consumidores se convierten en los-as esclavos-as de este sistema de opresión.
Ante todo esto, creemos que es importante que las iglesias cristianas, como parte de la sociedad civil, nos involucremos en la lucha activa contra este flagelo mundial. Por tanto convocamos a:

·         Cuestionar y liberar a la sociedad del patriarcalismo que nos atraviesa, presente también en nuestras iglesias cristianas; que legitima, favorece y posibilita la trata y tráfico humano.
·         Organizarnos en redes de prevención y denuncia para actuar de manera articulada y sistemática para incidir públicamente.
·         Propiciar espacios de veeduría, información sobre la legislación, discusión y propuestas de ley que garanticen la intervención Estatal en estos delitos.
·         Reclamar las garantías de los derechos de las víctimas que expresan su testimonio en las denuncias y crear para ellas, mecanismos más eficaces de asistencia integral.
·         Demandar a nuestras autoridades hacerse cargo de la situación que viven las miles de personas esclavizadas, vulneradas en todos sus derechos, y tomar la decisión política de poner fin a negocio.
·         Por último, como iglesias cristianas nos comprometemos a orar y a invitar a nuestros-as hermanas-os a entregar a nuestro Dios esta realidad, asumiendo su llamado de: Hacer justicia – Amar con misericordia – Caminar en humildad.
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María  Isabel Cbezado-Red Viva-Paraguay
Juana  Ambrocio Arias-Mosoj Yan-Bolivia
Jaqueline Silva-Ejercito de Salvación-Brasil
Quiilsimar García-Ejercito de Salvación-Brasil
Karol Moreno Cueva-ACDS WARMIS-Cajamarca-Perú
Victor Rey-CETI-Fundación Kairos-Buenos Aires, Argentina
Luisa Noemí Ozcari-Concilio de las Asamblea de Dios-Paraguay
Stela Maris Recalde-Comunidad Cristiana - Paraguay
Claudia Fernandez- Iglesia bautista-  Paysandú - Uruguay
Carolina Michiko la falda Córdoba
Laura Krenz Erlig Primera Iglesia Evangélica San Pablo-  Paysandú-  Uruguay
Susana Romero –CVC  La Voz –Argentina
Ana Ottonelli- Iglesia Evangélica San Pablo -  Uruguay
Aníbal Vázquez – Paysandú – Uruguay
Eddguin O. Herrera – Ejercito de Salvación - Ecuador.
Priscila Jardok – ISE_ Entre Rios Argentina.
Marcela Rosas – Ejercito de Salvación – Uruguay
Hna Dora Maria Elensquia – Red Kausay - Argentina
Mercedes Valles - Argentina
Mauricio Calderón Carranza – Asociación Agape- Perú
Marta Estela Gómez - Ejercito de Salvación - Argentina
Elba Espinoza – Ejercito de Salvación – Chile
Hna Maria del Carmen Lazarte- Red Kawsay – Argentina
Hna Maria Cristina Albornoz- Red Kawsay- Argentina
Ida Gonzalez –Iglesia Visión Cristiana Evangélica –Uruguay
Hna Constanza Di Primio- Red Kawsay- argentina
Sandra Costable- juventud para Cristo- Uruguay
José M. Vinces- Paz y esperanza – Ecuador.
Mónica Silva- Movimiento Cristiano Juntos por la Niñez  ARG –Argentina
Prosperina Retamales- Comité Nacional  educación evangélica- Chile
Marianela Daneri- Juventud para Cristo- Montevideo –Uruguay
Luis Perez Seggiario- Villa Maria – Cordoba – Argentina
Graciela de Celis – Movimiento Junto con la niñez y la juventud- Cono Sur – Argentina
Leticia Peres de Celis – Comunidad y Cambio- Fundación Kairos – Argentina
Sandra Gazzano- Comunidad y Cambio Fundación Kairos – Argentina
Jayson Poza Cuevas – Iglesia Centro Protestante de Chile
Josaphat Jarpa – CDE Comunidad Teológica Evangélica – Iglesia Evangélica Luterana de Chile
Alicia Peressutti – Asociación Vínculos en Red – Argentina
Erika Izquierdo Paiva – Desafío Miqueas – Perú

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